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I
Concurso de Historias del Trabajo
Allí estaba la Virgen con su Máquina de Café, su sueño cumplido para cumplir sus deseos a los visitantes. Ella, que nunca había imaginado lograr tan elevado título litúrgico, en su agnóstica fe, fue así nombrada, por aquel caballero de ilustre decadencia psíquica, quien osó hurtar, cual niño travieso, recortes de historia ciudadana, y que, por la conciliadora intervención de la Santa, se convenció de reparar tamaño acto delictivo....
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